Luis Picat: «desde que construimos el biodigestor bajó el impacto ambiental en un 18%”
El Parque Industrial, Logístico y Tecnológico de Villa María (PILT) fue escenario de un encuentro que reunió a la academia, empresarios, funcionarios provinciales e investigadores, organizado por Conicet Córdoba, el Centro de Investigaciones y Transferencias (CIT) Villa María y el Instituto de Investigación de la Universidad Nacional de esa ciudad.
En el evento se puso en el centro la utilización de residuos y desperdicios de la producción ganadera, lechera e industrial, en sus diversos modos: estiércol y orines de ganado encerrado y de criaderos, grasas y sueros de cremerías y devastado de la industria frigorífica, entre otros, que se indican con el nombre de biomasa.
No hace mucho, los desperdicios de la producción pecuaria y de la industria relacionada a la ganadería y al tambo eran fluidos y sólidos que se disponían en lagunas eternas, hediondas y muy contaminantes. Y como parte de un reaprendizaje lo que ayer era basura hoy es energía, amigable con el ambiente, portadora de autonomía y que contribuye al ahorro y con ello a una mayor rentabilidad.
Luis Picat es un joven empresario y dirigente ruralista en Jesús María, hoy timonea una explotación agrícola con campos en el noroeste cordobés, y hace un par de meses puso en marcha un biodigestor con tecnología de punta cerca de Santa Elena, en el norte provincial. La autogestión ecoenergética es el sendero elegido por este productor en una zona un poco olvidada, pues como sabemos Córdoba es diversa, y en esa región las tierras son de baja productividad, las lluvias escasas y la infraestructura pobrísima.
Los Picat tienen 2300 hectáreas para agricultura en siembra directa, sin posibilidad de cultivos invernales, y desde hace unos años en la granja El Cebil tienen unas 1000 madres en módulos de 250. “En ese contexto, el monte juega un rol de cortina que impide una mayor erosión de los suelos, encima tienen una pendiente importante por lo que en algunas zonas se construyeron terrazas. Por eso defendemos el monte”, cuenta.
Quizás, su formación de informático le ayuda a construir sistemas y funcionalidades, y lo ha llevado a abordar una serie de temas variados con cierta armonía. “Contamos con un detector de malezas Weedit que nos permite ahorrar un 80% de herbicidas, reduciendo el impacto ambiental, y casi no utilizamos insecticidas”, describe el empresario.
En su exposición, Picat reconoció que aún tienen que hacer mucho en bienestar animal pero lo tienen en agenda. “Trabajamos para reducir antibióticos, estamos introduciendo métodos menos cruentos en el capado, queremos aumentar los espacios destinados a cada animal y estamos trabajando en el marcado y corte de orejas”, indicó el emprendedor.
Luego de poner en funcionamiento el criadero porcino los Picat construyeron un frigorífico que hoy faena unas 10 mil cabezas por mes, con lo que se sumaron nuevos efluentes, y con ellos comenzaron a estudiar los diferentes modos de tratarlos, generando gas metano y con esa ella producir electricidad.
Un estómago que reduce el impacto y produce energía
La ganadería es una actividad que genera un alto impacto ambiental, y este desafío ingresó con fuerza en la agenda Picat, que puso el norte en reducir impacto y transformar desechos en energía amigable, en un lugar donde traerla hace inviable cualquier proyecto. En el cultivo de maíz se utilizan fertilizantes y glifosato; combustibles en la planta de alimentos para producir expeller de soja, y en la granja porcina mucha utilización de agua.
“Hemos realizado estudios y sabemos que por cada kilo producido generamos 2,95 kilos de CO2, y eso es preocunte. Estamos por encima de los registros permitidos en la Unión Europea y por ello nos hemos planteado bajarlo”, razona. Y tiene razón: la ganadería es la actividad humana de mayor impacto en el efecto invernadero, pues es la fuente del casi el 15% de la emisiones totales; y por cada kilo de carne bovina se necesitan 15 mil litros de agua. “Desde que construimos el biodigestor bajó el impacto ambiental en un 18%”, aseguró el expositor.
El biodigestor
La decisión sobre el modelo y la técnica en torno al biodigestor es todo un tema, y a Luis Picat lo llevó a visitar experiencias en otros lugares del mundo sobre este tema, Australia, Alemania y Brasil fueron algunos de los destinos para ver diversos ensayos, y la decisión recayó en un sistema mixto entre el desarrollo alemán y brasileño. La inversión fue de unos U$S 400 mil y el crédito se aprobó antes de la devaluación a tasas más accesibles a las actuales, y en proyectos de este tipo el financiamiento es determinante.
“Otro elemento que me parece trascendente tiene que ver con el costo de la energía que se comercia en el mercado abierto, y mucho más aún si el proyecto de producir energía a partir de biomasa se va a subir al sistema interconectado”, aclara el productor, quien al cierre se refirió a los puntos críticos del proyecto energético a partir de biomasa:
-Los sólidos totales deben ser superiores al 5%
-Hay que poner acento en la eliminación del ácido sulfhídrico (H2S) con oxígeno. Este gas, más pesado que el aire, es inflamable, incoloro, tóxico, odorífero. En descomposición, su olor es similar de los huevos podridos. A pesar de ello, en el organismo humano desempeña funciones esenciales.
-Se debe diseñar una trampa de agua para eliminar el metano (CH4)
-Se debe tener en cuenta que las bacterias que descompone la materia orgánica a temperaturas que oscilan entre 30 y 40º C.
Asimismo, Picat transparentó algunos puntos que hay que seguir estudiando y mejorando:
-El sistema y los materiales de contención de las paredes del biodigestor. Utilización de membranas y tipo de sujeción.
-Filtrado del hidrógeno de sulfuro (H2S), puesto que es un gas tóxico y el peligro para la salud depende tanto de la duración de la exposición como de la concentración.
-Otro tema a investigar son las temperaturas y la composición biológica del material y la eficiencia de esa integración de líquidos y sólidos antes y luego de ingresados al biodigestor.
Por último, Luis Picat invitó al Conicet y las áreas de investigación del Inti, Inta y universidades a llevar al laboratorio estos problemas, realizando investigación aplicada.
Osvaldo iachetta/Redacción Todocerdos