Por qué la carne no aumentará por encima de la inflación y qué puede pasar a fin de año?
La recuperación de la demanda es muy lenta. En las góndolas se pueden encontrar ofertas que podrían desaparecer hacia fin de año.
El mercado de la carne es uno de los más perfectos en cuanto a la transparencia. Responde casi sin ningún tipo de contratiempos a las leyes de oferta y demanda. Es un bien perecedero, que cuando entra en el sistema productivo tiene un plazo para consumirse y al mismo tiempo hay compradores e intermediarios que deben corresponder al nivel de consumo, que en definitiva es el que marca los pisos y techos a los precios.
Desde que comenzó el Gobierno de Javier Milei, la normalización de la economía implicó una serie de ajustes que castigaron fuertemente el poder del salario. Eso provocó una retracción en el consumo y por consiguiente en la actividad económica.
Si bien los datos abundan, en su último informe la consultora Focus Market advirtió que el consumo masivo disminuyó 10,6% en julio tras un relevamiento realizado en todo el país. Otra consultora privada, Scentia, advirtió que durante el mismo mes “las ventas en supermercados y autoservicios experimentaron una caída del 16,1% en comparación con el mismo mes del año pasado” marcando la mayor caída registrada en la serie histórica de la consultora. Además, advirtió que “esta tendencia negativa parece no tener un final cercano, con perspectivas que sugieren una posible profundización de la merma en los próximos meses”.
Consumo de carne en el mercado interno
La carne no escapa a estos indicadores y los últimos datos de CICCRA lo reflejan: entre enero y julio de 2024 el consumo aparente de carne vacuna por habitante habría sido equivalente a 45,6 kilos/año, ubicándose 15,1% por debajo del promedio alcanzado en enero-julio de 2023 (-8,1 kg/hab/año). Por su parte, el promedio móvil de los últimos doce meses se ubicó en 47,7 kg/hab/año en julio.
Sin embargo, existen otras miradas que contemplan un escenario mas promisorio para la economía en general y/o para el sector de la carne en particular. Andrés Costamagna (director de la Sociedad Rural Argentina), en su rol de consultor independiente del mercado de ganados y carnes, advirtió que los dos indicadores más relevantes para el sector, como lo son el precio y la cantidad consumida, van en franca recuperación.
En diálogo con Ámbito advirtió que el precio de la carne vacuna esta aumentando 5 % por mes, el pollo aumento 14 % y cerdo 33 % en los últimos 30 días. Además, advirtió que “el consumo de carne se recupero desde febrero (cuando se ubicaba en 39 kg/hab/año) hasta los 50 kg/hab/año en la actualidad. y en julio se registró la faena mas alta del año, casi igual a la de julio de 2023”. De esta manera, el reporte elaborado por Ganados y Carnes, la consultora de Costamagna, señala que “el consumo de carne de los argentinos se ha incrementado, también tendremos un incremento de las exportaciones, pero decididamente el argentino ha consumido más carne vacuna”.
Según el consultor ganadero, también es importante observar lo que ocurre en los mostradores ya que “las primeras dos semanas de cada mes los carniceros intentan subir los precios y las últimas dos los bajan porque el salario no da para mas. Cuando el salario lleve mas de 3 meses que le gane al IPC, esa diferencia se va a empezar a notar en los precios, pero como aún hay aumentos de impuestos, tasas, combustibles, etc. el dinero disponible para comprar alimentos se usa para pagar otros gastos. Cuando tengamos dos meses mas en los que el salario le gane a la inflación eso se va a ir a precios, especialmente en los alimentos que están atrasados, como la carne”.
En parte, ese podría ser un escenario que signifique música para los oídos del rumbo económico, donde no sólo hay recuperación del consumo de uno de los bienes mas arraigados a las costumbres argentinas, sino que además implicaría una mejoría en el poder adquisitivo del salario que le permitiría a los consumidores consumir un alimentos que para muchos es un lujo.
En realidad, lo que ocurre es que se aplica una máxima que es tan antigua como el propio comercio de la carne: cuando los precios acompañan, el consumidor elige la carne vacuna por sobre el resto de los alimentos y cuando aumenta, deja de consumirla. Eso fue lo que ocurrió desde que comenzó el año pero según Costamagna, desde hace algunas semanas empezó a cambiar la tendencia.
Ámbito consultó además a otros expertos, empresarios y/o avezados conocedores del sector ganadero. En cuanto a esta realidad observada por Costamagna, Javier Peralta, secretario de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA) aseguró en diálogo con Ámbito que no estima en el caso de la carne variaciones significativas de precio. “La carne esta barata y eso es innegable. En algún momento ajustara, pero hoy el mercado no convalidaría un incremento. Estamos en niveles de consumo muy bajos por el escaso poder adquisitivo de la población. No veo que vaya a aumentar de manera significativa. Puede variar por un incremento de alquileres, servicios como la electricidad, pero no por cuestiones propias de la cadena”, aseguró Peralta.
En tanto, Miguel Schiariti, titular de la Cámara de la Industria y el Comercio de la Carne (CICCRA) descartó que pueda haber un incremento de precios a corto plazo. En diálogo con Ámbito aseguró que “en julio, las tres carnes (vacuna, porcina y avícola) impulsaron el índice de precios hacia abajo, porque aumentaron 1,7% y eso esta muy lejos del 4% del índice general. La carne no va a subir de precio si no hay una mejora en en el poder de compra de los argentinos”.
Por otra parte, Victor Tonelli, experto en el sector ganadero y analista del mercado de carnes aseguró a Ámbito que por ahora no ve un escenario que indique suba de precios, por lo menos dentro de los próximos tres meses. Según Tonelli, aún no hay condiciones para que haya suba de precios, porque no hay recuperación del poder adquisitivo. Y por otra parte, los corrales de engorde están en máximos históricos, hay más de 2 millones de cabezas encerradas y eso asegura una oferta abundante, sobre todo destinada al mercado interno. Con un consumo que no va a rebotar en lo inmediato y con una oferta abundante de hacienda destinada al mercado interno, no veo razones para que haya una suba que llame la atención. No digo que no acompañe la inflación, pero no veo razones para que suba ahora. En algún momento subirá y recuperará, siempre ocurre, pero no será en este momento”.
Cuándo podría aumentar el precio de la carne
La carne tiene un camino para recorrer pero no le será fácil, porque la recuperación del salario parece muy lejana en un contexto de ajuste y motosierra. De todas maneras, algo podrá transitar entre los casi 30 puntos de aumento acumulado que llevan las carnes versus el 87 % que calculó el IPC del INDEC hasta el mes de julio. Esos casi 60 puntos nos permiten afirmar que -a pesar de todo- la carne, es una ganga en comparación con otros alimentos.
Todas las miradas apuntan al verano: una de las razones radica en que la curva de oferta relativa de los corrales -que ahora se ubica en valores altos- va cayendo a medida que se acerca el mes de diciembre, por lo tanto es probable que durante el primer trimestre del año -con menor oferta de carne- los precios tiendan a incrementarse. Además, el verano siempre invita a preparar un asado durante el fin de semana y eso implica aumentar la demanda.
Hacia adelante, es interesante citar un trabajo que se realiza de manera habitual en la publicación Valor Carne, que analiza la relación de precio que existe entre el kilo vivo en el mercado de Cañuelas y los valores en el mostrador. No es mas que una tendencia, pero en los últimos meses es evidente que los puntos de venta supieron manejar muy bien la relación de precio entre el mercado de hacienda y las góndolas. Que el sector del comercio tenga una ventaja comparativa es una buena noticia, porque ante un movimiento de precios el carnicero todavía tiene margen para resignar e incrementar las ventas que de por sí vienen muy castigadas; De hecho eso es exactamente lo que estuvo ocurriendo (casi de manera milimétrica, para resignar la menor rentabilidad posible) con todas las carnes, incluidas las de cerdo y aviar.
Por Daniel Aprile
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