“El año pasado fuimos a Australia por genética y trajimos tres carneros Merino”, recordó Laura Ferro, miembro de la familia que desde hace 120 años produce lana Merino en la Patagonia argentina.
La experiencia la inició su bisabuelo, dando inicio a una actividad que continúa generacionalmente. La primera de las cabañas se fundó en Península Valdés, sobre el final del siglo XIX. En los principios se llevaban majadas desde Patagones y se las mejoraba con la incorporación de carneros Merino. “Hoy se trabaja mucho con la genética, nuestra Cabaña se caracteriza por la finura de la lana”, comentó Laura Ferro. Y agregó: “El objetivo es incrementar la producción de lana de muy buena calidad”.
Haciendo historia, hay que remontarse a 1940 cuando se formó un plantel puro por cruza y luego compraron ovejas de pedrigree, y ese rebaño se inscribió en la Sociedad Rural Argentina con el número 71.
Estancias Ferro es una empresa familiar (actualmente, quinta generación) y tienen tres establecimientos: el histórico de Península Valdés; el Establecimiento ‘Las Cortaderas’, de Coronel Dorrego, en Buenos Aires; y Establecimiento ‘Las Bayas’, en la zona de cordillera de Río Negro.
Cuentan con 1200 madres puras por cruza y pedigree, para producir carneros de tipo racial definido totalmente rústicos criados a campo. “Son de una lana súper fina y se exporta a Francia, España, Reino Unido, Alemania, Bulgaria, China, India y Uruguay”, relata Laura dando sustento al slogan institucional: “120 años produciendo lana Merino de la Patagonia al mundo”.
Fuente: Prensa Rural Palermo