Al borde del cierre: El primer tambo argentino habilitado para exportar a la Unión Europea
Se trata del establecimiento La Rosalía, de Espinillo, Departamento Paraná, Entre Ríos, que redujo de 700 a 400 la cantidad de vacas y podría registrar otra merma de 280 animales y así producir al mínimo de su capacidad hasta que mejoren las condiciones.
Laurentino López Candioti, propietario de La Rosalía, le dijo al diario La Nación que “vamos a hacer un stand by. Perdemos más plata estando abiertos que con las vacas secas”. El productor explicó que, pese a que hicieron lo posible para posponer la decisión, finalmente la tomaron por las pérdidas acumuladas.
Al respecto agregó que “estamos atravesando una tormenta perfecta. En los años que tenemos de trayectoria, nunca se nos habían juntado precios elevados de los granos junto con bajos precios de la leche y una sequía prolongada. Por eso vamos a ir al mínimo posible para reducir gastos y volver cuando las condiciones se den”, precisó.
Desinvertir. Para enfrentar la difícil situación que se profundizó en los últimos 18 meses tuvieron que deshacerse de tractores, camiones, camionetas y parte de su capital de trabajo. Incluso de vacas en producción y vaquillonas en una feria. “Hemos perdido 15 años de trabajo. Éramos un tambo que producía 18.000 litros de leche por día, pero en los últimos meses nuestra producción se redujo a 9000 litros diarios. Teníamos más de 700 vacas y ahora nos quedan solo 400, con la perspectiva de llegar al verano con apenas 280″, relató.
La Rosalía es una empresa agropecuaria familiar que trabaja 455 ha propias, dedicadas a la producción de leche y de cultivos agrícolas. Además, opera un campo cercano para la recría de hembras y otros de terceros donde se completa la agricultura para autoabastecerse de granos. Sin embargo, López Candiote explicó que con la sequía se quedaron sin comida y tuvieron que salir a comprar maíz y soja, que con su aumento de precios derivaron en una difícil situación financiera para la empresa.
“La vaca produce pesos y come en dólares. El precio de la leche al productor aumentó de enero a octubre un 55%, mientras que los insumos se duplicaron o, incluso, han triplicado”, explicó el productor, que precisó que el precio de los alimentos subió un 115%. Y añadió: “Hoy salir a comprar comida es inviable porque la leche no solo que no la paga, sino que perdés plata”. Además de los costos de alimentación, la empresa debe pagar salarios, impuestos, servicios, mantenimiento de maquinaria y deudas acumuladas en 3 años de sequía.
Se ve venir. Sobre esta situación, López Candioti manifestó que “los márgenes son muy negativos, por eso es mejor vender un porcentaje de tus vacas y esperar a tener el grano o silo porque si no producís a pérdida”. Y agregó que “los tamberos que llevamos una gestión y un análisis de costos muy fino vemos que tenemos una pared que ya es infranqueable, que nos vamos a golpear”.
Por otra parte, cuestionó la brecha entre el precio de la leche al productor y el valor en góndolas: “No pude ser que a nosotros nos estén pagando 120 pesos el litro mientras que en el supermercado la de alta calidad vale más de 500 pesos”, se quejó.
López Candioti, quien se hizo cargo de la empresa familiar en 2014 y destaca no recordar haber vivido una situación similar, consignó que su principal objetivo es producir leche de excelencia para el mercado interno y externo. Con orgullo cuenta que es el primer tambo de la Argentina en obtener la certificación oficial de Bienestar Animal otorgado por la certificadora Organización Internacional Agropecuaria (OIA). Y también que hicieron inversiones para trabajar de manera sustentable, como la incorporación de paneles solares foto-voltaicos. “Vivimos de esto y por eso decimos que entramos en un ‘stand by’ porque nuestra idea es tratar de volver, pero en estas condiciones no se puede producir”, concluyó.
La Nación