Prácticas para prevenir el contagio de sarna ovina
El INTA Bariloche trabaja para conocer la situación actual de la enfermedad en la región, localizar las áreas más afectadas y difundir recomendaciones a fin de promover su detección temprana y herramientas de control. La sarna es una de las parasitosis que mayor daño causa en ovinos, si no se previene a tiempo, produce pérdidas económicas en la producción de lana y carne.
En los últimos dos años el Grupo de Salud Animal –GSA– del INTA Bariloche registró en el norte de la región patagónica y en sur de la provincia de Buenos Aires un incremento de sarna en ovinos, como también fallas en algunos tratamientos para controlar la enfermedad. Ante la situación, el INTA impulsa la prevención como herramienta más útil para afrontarla, asimismo, desarrolla diferentes investigaciones para acompañar a pequeños productores que no pueden acceder a otras alternativas.
Rodolfo Herrera –investigador del INTA Bariloche– explicó que “la sarna ovina, producida por el ácaro Psoroptes ovis que parasita la piel de los animales, es una de las parasitosis que mayor daño causa en la producción ovina, por lo que es una enfermedad de denuncia y control obligatorio según lo establece el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria –Senasa–”.
Los ácaros producen una dermatitis, es decir, inflamación en la piel que va acompañada por una irritación que genera mucho malestar en los animales. Estos comienzan a rascarse de manera compulsiva y se arrancan la lana, lo que produce la pérdida parcial o total del vellón.
Estos ácaros se ven favorecidos por el frío y la humedad, por ello las majadas patagónicas sufren una mayor exposición a la enfermedad ya que el ambiente frío se mantiene constante durante muchos meses del año.
Frente al desafío que representa la sarna ovina, desde el INTA se realizan periódicamente capacitaciones, talleres, jornadas teóricas y prácticas que son destinadas a veterinarios, productores, y empleados rurales, con el fin de realizar una detección temprana de la enfermedad y cuenten con herramientas para controlarla.
“En caso de detectar que nuestros animales tengan la enfermedad, inmediatamente hay que tratarlos. Hoy en día los tratamientos disponibles son: inyectables o baños de inmersión, los mismos deben estar aprobados por Senasa”, indicó el investigador.
Desde el grupo de Salud Animal y la Agencia de Extensión Rural (AER) del INTA Bariloche en conjunto con estudiantes del Colegio Industrial n°2 de Bariloche se trabaja en la planificación y desarrollo de un baño de inmersión móvil para ovinos.
Herrera destacó que “la enfermedad también puede tratarse con baños de inmersión, pero por cuestiones de infraestructura y costos, muchos productores no logran acceder a ellos. Esto serviría como una herramienta muy útil para los pequeños productores que no pueden costear la construcción de un baño de inmersión tradicional”.
El equipo del INTA también realiza investigaciones experimentales para evaluar posibles esquemas alternativos en el uso de los tratamientos inyectables que puedan ser utilizados en los casos donde la enfermedad no se resuelve con los tratamientos convencionales.
Recomendaciones para prevenir la sarna
El investigador destaca que, al no contar con una vacuna contra la sarna, la herramienta más útil es la prevención y recomienda las siguientes pautas:
– Verificar el buen estado de los alambrados perimetrales para evitar el ingreso de animales ajenos al establecimiento.
– Mantener comunicación con los vecinos linderos y organismos sanitarios para dar aviso en caso de infestaciones y coordinar los tratamientos simultáneos en caso de ser necesarios.
– Realizar cuarentena de los animales que ingresen al establecimiento, mantenerlos aislados del resto de la majada durante un mes para ver que no se rasquen ni presenten síntomas de la enfermedad y aplicar tratamiento si fuera necesario.
– Desinfectar todas las instalaciones después de aplicar los tratamientos antisarnicos.
– Previo a la esquila asegurarse de que el contratista y grupo de esquila desinfecte las herramientas, indumentaria y accesorios utilizados para el trabajo. Y que repitan la desinfección cuando terminen de esquilar.
– Revisar la majada al menos dos veces al año, aunque no se observe rascado para detectar la presencia de ácaros u otros ectoparásitos –piojo o falsa garrapata– y aplicar tratamiento lo antes posible, para evitar mayores problemas.
– Si se observa algún animal con síntomas de rascado, revisar urgentemente la majada.
INTA Informa