Cierra un frigorífico por imposibilidad de exportar

El 29 de diciembre, más de cien empleados del frigorífico La Muralla China recibieron la noticia de que la planta dejaba de operar ese mismo día. La planta, ubicada en Riachuelo, a 15 kilómetros de la capital correntina, lleva tiempo esperando la habilitación del Senasa que le permita exportar carne a China
El cierre de la planta golpea a muchos trabajadores que, tras el anuncio, decidieron hacer una toma y guardia permanente en la entrada a la espera de respuestas desde esa tarde hasta el día siguiente, cuando acudieron la ministra de Industria, Comercio y Trabajo de la provincia, Mariel Gabur, el intendente de Riachuelo, Martín Jetter y funcionarios del Senasa.
Esta planta fue reabierta en 2019, luego de permanecer cerrada 9 años por las trabas para exportar del gobierno de Cristina Kirchner y los permanentes cortes de energía. Se invirtieron U$S6 millones para su reapertura.
La empresa busca una habilitación para exportar menudencias a Hong Kong y ahora se abriría el mercado para vender cueros al Paraguay. Pero estos mercados no tienen la relevancia que necesita la planta. Las pérdidas mensuales llegan a los cinco millones de pesos.
La habilitación para vender carne a China no se ha conseguido por las exigencias de ese país y desde Senasa están acompañando al frigorífico para que finalmente puedan exportar.
Hubo una reunión con los trabajadores, el empresario chino y la ministra, Mariel Gabur que planteó su preocupación por el resguardo de la fuente laboral. En ella el personal pudo expresar la problemática que estaban viviendo y desde el gobierno se comprometieron a hacer un acompañamiento en las gestiones del Senasa, dentro del marco legal para conseguir la habilitación. Es el deseo del gobierno provincial que la empresa continúe operando.
Para la empresa, la situación es muy complicada. Las plantas faenadoras vecinas habilitadas solo para consumo interno tienen otros costos. En el caso de “La Muralla China”, el faenar como si estuviera exportando, lo llevaron a una situación de quebranto. Los gastos operativos de la empresa son enormes, aunque solo se trabaje para el consumo local. Por eso, las otras plantas que tienen menos requisitos son más económicas.
Una planta diseñada para la exportación que faene un animal o 300 por día tiene que poner en funcionamiento toda su maquinaria y hacer frente el aumento del 300% en la tarifa de luz.
Desde la empresa advierten que siempre les falta un trámite adicional. Ya han resueltos cuestiones operativas, sanitarias, controles microbiológicos análisis de agua, se han acoplado al Plan Nacional de Control de Residuos e Higiene en Alimentos. Lo único que necesitan es trabajar. La idea del directorio es seguir operando si mejoran las condiciones del negocio, pero para esto debe conseguir algún aporte público.